Cuidarse la piel del rostro es un ritual que ninguna mujer, con mayor o menor mimo, deja de hacer nunca. ¿Y qué pasa con el cabello? Que necesita los mismos cuidados que la piel, necesita también tratamientos que lo hidraten. El ritual de la limpieza está muy bien... pero es insuficiente. Y los tratamientos habituales en casa vienen de la mano de los acondicionadores y de las mascarillas. Pero ni son lo mismo ni sirven para las mismas cosas.
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